Martes, 21 de Marzo del 2023 · Publicado a las 12:00

Aviadora Elba Campos Labra: “volar es algo divino”

Una gran mujer me abrió las puertas de su hogar para contarme un poco de su historia.

Aviadora Elba Campos Labra: “volar es algo divino”
Archivo

Elba Campos Labra tiene 80 años, está pronta a cumplir 81 el 27 de abril de este año, fecha curiosa porque toda su familia celebra los cumpleaños durante ese mes.

Cuando la vi me percaté de su cabello reluciente color plata y sus ojos parecidos a los ojos de su madre, que pude comparar porque tenía un retrato de ella encima de su biblioteca.

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Antes de volar, durante 33 años por los aires, fue secretaria en una empresa de artículos agrícolas en el centro de Curicó. En su trabajo conoció a Carlos Gidi, un piloto fumigador de la Fuerza Aérea de Chile y se enamoraron.

Elba junto a su marido Carlos

Tuvieron a  Andrea, su hija, que le entregó tres nietos: el mayor, Felipe, ingeniero comercial; luego Agustín, abogado y la pequeña Florencia, que es Topógrafa y pronto cumplirá 23 años.

Su historia

Elba aprendió a volar gracias a su marido cuando tenía 24 años, su primer vuelo lo realizó en un avión apodado la “Chepa” en Panimávida, un lugar cercano a las termas de Linares.

Se demoró 6 horas en aprender, a diferencia de las 9 que normalmente aprende una persona.

“Había una pista pequeña y desde un principio pude volar en distintas pintas largas, porque esa era tan cortita no tenía problema”, contó.

Voló en Panimavida, Parral, Chillán, San Fernando, Curicó y muchos lugares más. Los pilotos tenían que hacer una hora de vuelo mensual para renovar la licencia en la Fuerza Aérea de Santiago, en donde les hacían un examen de salud completo.

“Allí nos ven enteros: ojos, nariz, garganta, oídos, corazón, de todo, hacían un examen pero completísimo”, recordó.

 

Diploma de Honor

Otro motivo para volar, era la entretención y la motivación de llevar a otras personas a conocer lugares nuevos y vivir experiencias inolvidables.

“Entonces Carlos le decía “señora quiere volar” y yo sacaba a volar a un montón de gente, pero me encontraba con mucha gente y me dicen “que bueno verla de nuevo, usted me sacó a volar”. Me voy a acordar que he sacado a volar mil personas”.

Por otra parte, también trabajó detectando incendios durante cinco años para la Conaf, con su amigo Forestín y una vez le pasó un suceso escalofriante porque el motor del avión dejó de funcionar.

“Una vez estaba haciendo patrullaje forestal aquí en Molina y como hay cerros altos me elevé a 9 mil pies, lo que es alto para un avión chico. Andaba volando en un Cessna 150 y  se paró el motor y el cabro de la Conaf me quedo mirando y yo pique el avión y empezó de nuevo a funcionar la hélice. Carlos nos había enseñado que nunca cuando el motor se parara le diéramos contacto de nuevo, como en un auto, en los aviones no, es la embarrada del siglo. Entonces pique, si se paró por la altura, y volvió a funcionar de nuevo”, contó alegre la señora Elba.

Cessna 150, 151, 172, un Tri-Pacer, un Cherokee 140 y 180 fueron algunos de los aviones que voló Elba.

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Un accidente que la bajó de las alturas

La piloto Elba Campos sufrió un pequeño accidente que ella describe como una “Estupidez”.

Me relató que un día cuando estaba en su casa junto a su marido en invierno, unos jóvenes iban a venir a buscar unos caballos, pero como había mucho frío Elba decidió ir a avisarles que no vinieran. Cuando abrió la puerta un viento helado entró por su oído y la hizo perder la audición del oído derecho.

“Fui donde el doctor Carlos Salinas y me dijo “solo un milagro”, y no quedé conforme y fui la clínica Santa María y me dijeron “solo un milagro”, luego a la católica y me dicen “solo un milagro”. Llevo 20 años esperando el milagro".

Reconocimiento a la trayectoria

El 8 de marzo el Club Aéreo de Curicó cumplió 85 años y conmemoró a sus socios más antiguos,entre ellos se le entregó un reconocimiento en forma de un avión de acero a Elba.

Elba Campos con el ex presidente Eduardo Frei

En la conversación con la aviadora curicana surgió la pregunta de que si alguna vez había sentido algún tipo de diferencia en relación a ser mujer aviadora, a lo que respondió que con ella siempre fueron corteses, pero con su hija una vez fueron crueles.

Elba Junto a su esposo Carlos Gidi, recibiendo un reconocimiento.

“Cuando a uno la bautizan la dejan con aceite quemado la dejan imposible, le pintan las uñas, le hacen lo que quieren y al final habían unos cabros aquí que le tenían envidia porque volaba bien y ¿sabes lo que le echaron? Dope y pintura esmalte en el pelo y es crespa y tenia el pelo largo y el dope es algo como neopren que se lo echan a las alas de los aviones chicos”.

Esta fue la historia de una mujer llena de  experiencias inolvidables, que logró alcanzar las nubes y sentir lo maravilloso y divino del cielo. Y del mismo modo,  disfrutar de su trabajo con su familia.

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