Ubicado en pleno centro de Curicó, específicamente en la intersección de las calles Prat y Rodríguez, el restaurant “La Guindalera” por años albergó buena parte de la sociedad local.
Denominado en una primera etapa por su propietario como “El Elefante Blanco”, con el tiempo la familia Álvarez, con el reconocido deportista y goleador de Colo Colo, Luis Hernán Álvarez y su señora, Fresia Valenzuela, llevaron adelante por más de 45 años un local de tradición y muy querido por los curicanos.
Pero toda historia tiene un final, porque el viernes 14 de junio de 2024 se dio a conocer que, tras una larga historia, finalmente “La Guindalera” cerró sus puertas.
¿Los motivos? La llegada del comercio ambulante, principalmente con la venta de comidas al paso, sumado a la delincuencia y la inestabilidad económica, hicieron que prácticamente fuese insostenible su continuidad.
Sin duda, muchas historias fueron comenzadas por quienes llegaban al lugar, sobre todos las deportivas, porque tanto Cristián como Iván Álvarez, hijos de Luis Hernán, tuvieron una exitosa carrera futbolísticas.
En el lugar, se podría disfrutar la gastronomía chilena, con preparaciones criollas como cazuelas, pescado frito, pollo al jugo, entre otros, además de degustar licores.
Según el sitio Curicó Visual, el edificio de La Guindalera es una construcción de 1922, cuya denominación original es “Edificio Urquiaga”, en referencia a quien lo mandó a construir, un comerciante de origen español llamado Pedro Urquiaga.
Se podría decir que arquitectónicamente, el lugar representa un momento de transición, ya que todavía predomina la verticalidad de la inspiración neoclásica.Además, hay una clara tendencia hacia las líneas más modernas.
Este "Elefante Blanco" como lo nombraba su primer propietario, sigue conservando su funcionalidad comercial, y aún se impone extendiéndose por calle Rodríguez y Prat.
A La Guindalera, se suman locales como la tienda Yarur, El Cañonazo, el restaurant El Oriental, entre otros.
Sin duda, este local quedará marcado en la historia de Curicó, un lugar en el cual se vivieron gratos momentos por parte de la sociedad local.