Tras el veredicto condenatorio en contra de Álvaro Nicolás Lorca Cerda, exprofesor del Colegio Machu Picchu de Curicó que cometió 10 delitos de abuso sexual y una violación en contra de alumnas, una de las madres de las víctimas ha roto el silencio, compartiendo el profundo dolor y la difícil lucha que enfrentaron.
La progenitora, quien resguardó la identidad de su hija durante casi tres años, expresó su alivio y la sensación de justicia alcanzada.
"Hoy descanso y puedo alzar la voz por todos estos meses de agonía, de silencio y de nostalgia con cada una de las veces que tuvimos que llorar sentadas en esas bancas, escuchar con detalle todo lo que les hizo y salir destruidas, y llegar a nuestras casas, limpiarte las lágrimas y sonreír para que mi hija avanzara su vida", declaró.
La madre relató la dificultad de la espera y la incomprensión de aquellos que dudaron de la inocencia de las víctimas. En ese sentido, subrayó que la defensa del acusado, que alegó consumo de drogas por parte de las niñas, "no justifica ningún abuso", afirmando que el daño causado "quedará en nuestras mentes por toda la vida" y que sus padres "no tienen la culpa".
"Mucha gente, incluso yo, decía 'si alguien le hace algo a mis hijas, los mato', pero cuando te pasa, tienes que guardar silencio y ver cómo la gente critica sin hablar", lamentó la madre, haciendo referencia también a la pareja de Álvaro Lorca, de quien sospecha que "todo lo sabía" e intentó buscar a las víctimas.
Finalmente, la madre enfatizó la traición a la confianza depositada en el establecimiento educacional: "El lugar que sería un lugar seguro, donde pones la confianza en quienes educan y son parte de la vida de tus hijos, fue el lugar de calvario para todas nuestras hijas que fueron abusadas".
Concluyó con un contundente mensaje: "Las niñas no se tocan. Las niñas son nuestro tesoro. Las niñas no merecen ser abusadas".