A 13 años del 27F: Imágenes de un Curicó que quedó en el suelo
Aun quedan vestigios que recuerdan la tragedia en el centro de la ciudad. Fotos: José Zamorano.
27 de Febrero del 2023 · 16:16![A 13 años del 27F: Imágenes de un Curicó que quedó en el suelo](https://media.vlnradio.cl/filters:quality(70):format(webp)/wp-content/uploads/2023/02/c81e728d9d4c2f636f067f89cc14862c_1677524748-1024x658.jpeg)
Este lunes se cumplieron 13 años de uno de los terremotos más devastadores ocurridos en la zona centro sur del país y que posteriormente generó un destructivo maremoto que afectó fuertemente a los poblados costeros.
“No se terminaba nunca; no hallábamos como salir de la casa; yo pensaba que se iba a abrir la tierra y que me iba a tragar; yo lloraba y le gritaba al tata; no quiero acordarme, me da pena; una sonajera que se estremecía de allá para acá; era fin de mundo; fue impresionante; todo se movía para allá, para acá; no sé cómo subimos al cerro cuando la ola venía encima”, fueron algunos de los testimonios registrados en distintos puntos de la provincia de Curicó, a pocas horas del desastre natural.
El terremoto y posterior maremoto dejó como resultado 525 víctimas fatales y más de una veintena de desaparecidos, en su mayoría, familias que se encontraban en la isla Orrego de Constitución, donde se desarrollaría la tradicional “Noche Veneciana”.
El 27 de febrero de 2010, la luna llena iluminaba toda la provincia de Curicó y sus habitantes, en su mayoría, habían iniciado el descanso reparador para enfrentar con energía, un nuevo día.
Sin embargo, cuando el reloj marcaba las tres de la madrugada con 34 minutos y 27 segundos, la tierra comenzó a moverse y desde el primer momento se pudo percibir que se trataba de un destructivo terremoto.
Centenares de viviendas de adobe se vinieron al suelo, las que en algunos lugares aplastaron a familias completas. Entre los casos se encuentra lo ocurrido en el sector de Santa Emilia de la comuna de Sagrada Familia.
El movimiento telúrico alcanzó una magnitud de 8,8 grados en la escala de Richter, provocando cortes de agua potable, energía eléctrica y comunicaciones.
Su epicentro se ubicó frente a las localidades costeras de Curanipe y Cobquecura y a 47, 4 kilómetros de profundidad.
El sismo tuvo una duración de aproximadamente 2 minutos 45 segundos que fueron interminables.
“No se terminaba nunca, yo me aferré en el umbral de la puerta, porque me acorde de lo que dijo un caballero que sobrevivió al terremoto de Chillán, yo era chica y él se salvó afirmándose en el umbral de la puerta, dicen que es lo más firme” dijo Mercedes de Teno, quién en el 2010, tenía 78 años y la entrevistamos en los momentos en que con mucha tristeza observaba su casa destruida y por una ventana que daba al patio, miraba sus plantas, todas en el suelo y además marchitas en medio de maceteros rotos.
El terremoto de 2010 fue considerado como el segundo más grande en la historia del país y uno de los cinco más fuertes registrados por la humanidad. Solo fue superado a nivel nacional por el cataclismo de Valdivia ocurrido en el año 1960.
Debido a la localización submarina del epicentro, una masa de agua a gran velocidad azotó la zona costa de la Vl, Vll y Vlll regiones.
Según estudios, la primera ola del maremoto llegó al litoral, media hora después del terremoto, luego vino una segunda de mayor poder destructivo y finalmente la tercera, que fue más débil.
En el balneario de Iloca se encontraba un número importante de veraneantes que disfrutaban el último fin de semana de febrero, entre ellos, Ricardo y la comerciante de nombre María y el mismo día 27 de febrero, al mediodía, nos dieron su testimonio.
“Fue impresionante, el primer movimiento gracias a Dios nos dio 15 minutos más o menos para subir el cerro sólo con lo puesto. De repente se recogió el mar 4 ó 5 cuadras y luego se nos vino la gran ola que arrasó con todo lo que encontró a su paso, algunas casas fueron arrastradas hasta la calle principal de Iloca, fue impresionante”, dijo Ricardo.
A su vez la comerciante que durante todo el verano había trabajado en la Feria Artesanal de Iloca y a pesar de haber perdido toda su mercadería, agradeció a la luna que los alumbró para huir hacia los cerros. “La naturaleza es increíble, así como nos castigó con esta tremenda tragedia estaba la luna llena y nos alumbraba para subir al cerro, subían ancianos, niños, personas en sillas de ruedas, madres con sus guaguas en brazos, todos nos ayudábamos para salvarnos y la luna nos iba alumbrando, porque eran cerca de las cuatro de la mañana y estaba obscuro y como a las seis y media recién vimos luz, así es que la luna nos ayudó”.
La feria artesanal de Iloca desapareció, al igual que varias viviendas construidas a orillas de la playa.
Además una rueda de Chicago que funcionó durante todo el verano a un costado del actual estadio del balneario, fue arrasada por las olas dejándola atravesada en la Ruta J-60, a la altura del kilómetro 119.
Asimismo la jaula del león del Circo Montini, se volcó y luego se abrió y el animal comenzó a deambular por la calle y debió ser sacrificado.
El tsunami provocó gran destrucción en zonas pobladas como La Pesca, Rancura; Iloca; Duao y Pichibudis de la comuna de Licantén y en los sectores costeros de Lipimávida, Llico y Boyeruca de Vichuquén.
Si recorremos el área céntrica de la ciudad de Curicó y la comparamos con el día anterior al terremoto, nos podemos dar cuenta que ya no existe el Club de la Unión; el Diario La Prensa; entre otras antiguas casonas que resultaron seriamente afectadas y que debieron ser demolidas.