Se conocieron en la esquina de un semáforo muy cerca del Hospital Regional de Talca. Él vendiendo “parches curita” y ella “plumillando”. Sus nombres son Clara de los Ángeles Marchant (37) y Cristián Pérez González (41).
Así comienza la historia de esta pareja en situación de calle, con graves adicciones y que tras un duro caminar juntos por las calles de Talca y Curicó, hoy deciden unir sus corazones para emprender un proyecto de vida unidos en el sagrado vínculo del matrimonio.
La pareja reconoce que al comienzo de este transitar juntos no fue fácil por sus inseguridades y peleas, pero principalmente por el consumo de alcohol y drogas en el cual estaban sumidos ambos durante 2017.
“Un día llegué al semáforo donde ella estaba plumillando y me echó de ahí”, relató Cristián. Por su parte, Clara, coincide y señaló que “me caía súper mal, lo eché y lo traté mal. Hasta que después lo perdí de vista un tiempo y regresó al Centro de Día. Conversamos”.
“Ahí iniciamos una amistad que duró más o menos dos años. Nos gustábamos en ese tiempo, ya nos saludábamos con besos en la mejilla y abrazo apretado. Estábamos los dos en situación de calle, en adicción de drogas y alcohol”, reconoció él.
En 2019, señaló Cristián, “fui operado de urgencia por una diverticulitis que me dio. Me reventé, me encontraron en un vagón en el que vivía. Y Clara, ya no supo más de mí porque estuve 21 días en el hospital, después un mes en una casa de reposo hasta donde me trasladaron para un post operatorio”.
Ya que él seguía dependiendo del Centro de Día en la capital del Maule, regresó tras recuperarse y la pareja se reencontró. “Cuando Cristian volvió, abrió la puerta y lo quedé mirando. Lo saludé con un beso nervioso. Tres días después, volvió y me vio mal porque yo estaba en situación droga. Me habló y me dijo que si estaba bien, él me invitaba a un completo. Fuimos y después me invitó a su casa a descansar porque yo estaba trasnochada hace días, estaba súper mal. Y ahí iniciamos una relación”, contó ella.
“La mantuvimos dos meses oculta, hasta que el Día de la Madre de 2019 lo di a conocer”, sostuvo Cristián. Ambos coincidieron en ese entonces que en Talca se encontraban mal e incluso intentaron suicidarse al mismo tiempo.
“Volvimos a recaer a la calle, vivíamos en los vagones de la estación de trenes, vivíamos con ratones, arañas, lagartijas, en la mierda. Y ahí empezamos con nuestro proceso de querer salir. En el año 2023, conocimos la ONG Abriga Un Hermano en Molina y ahí llegamos en un proceso”, reveló él.
De esta forma, la organización solidaria se transformó en la salvación para esta pareja que hoy es usuaria de un programa similar, que alberga a personas en situación calle en calle Peña 985 en la ciudad de Curicó. Ahí, tomaron la decisión de casarse este viernes 27 de septiembre a las 12:00 horas en la Iglesia Misionera Bautista de Molina.
“La ONG se la ha jugado desde el año pasado que llegamos a full con nosotros. Estamos con medicamentos, yendo a los controles, nos están acompañando. Si nos ven mal, ahí están, si tenemos que llorar o reír, están ahí con nosotros. Acá tenemos todo el apoyo”, aseguró Clara.
“Conocimos buenas personas. Sobre todo al papi Sebastián, el TENS que es don Esteban, la cocinera que es la tía Alejandra y la tía Mirta, que está a cargo del aseo”, comentó Cristián.
Esta es parte de la historia de amor de esta pareja que, tras liberarse de las adicciones de las drogas, creyó en el amor y que este viernes unirán para siempre sus vidas en un acto sagrado.
Tras la ceremonia religiosa en este templo de Molina, la pareja se trasladará hasta su centro de acogida de Peña 985, frente a los estudios de VLN Radio, donde serán agasajados por los demás usuarios, personal a cargo y las personas que espontáneamente deseen saludar a este nuevo matrimonio.
Esta historia de amor también ha unido voluntades. Entre ellas, la de los dueños del Hotel Raíces de Curicó, que esa misma jornada de viernes ofrecerá una cena para el matrimonio en sus cómodas dependencias de calle Carmen esquina Prat.
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