Analistas del Maule ven en el Papa León XIV un puente geopolítico y potencial mediador global
Académicos de la Universidad de Talca y la Universidad Católica del Maule destacan la doble perspectiva del sumo pontífice norteamericano, con experiencia pastoral en Perú, como una ventaja para el diálogo internacional y la atención a las periferias.
La elección de Robert Francis Prevost como León XIV, un agustino nacido en Chicago y formado pastoralmente en Perú, coloca en Roma a un pontífice con una doble perspectiva: la del Norte desarrollado y estructurado, y la del Sur, una más excluida del contexto universal, más pastoral, más cercana.
Esta doble identidad (y nacionalidad) le permite ser un puente geocultural particularmente en un momento de creciente fragmentación mundial.
En términos geopolíticos, León XIV puede ser una figura moderadora entre Estados Unidos y América Latina, suavizando las tensiones del pasado reciente en particular por la migración, desde una lógica pastoral más inclusiva.
Su experiencia en América del Sur y su cercanía con los movimientos eclesiales de base anticipan un papa sensible a las realidades socioeconómicas de la periferia de acuerdo a varios especialistas.
Alejandra Márquez, analista internacional de la Universidad de Talca, explica que justamente esto podría ser una condicionante de relevancia, sumado a su cercanía con el Papa Francisco, hacen de León XIV una figura capaz para llevar al Vaticano por el camino del dialogo en el contexto político internacional incluso en tema polémicos no solo para la Iglesia.
Un análisis similar tiene el decano de la facultad de ciencias religiosas de la Universidad Católica del Maule, Mauricio Albornoz.
Para el académico, el hecho de que Prevost haya ejercido su ministerio ligado justamente en temas internacionales, lo hacen emerger como una figura de experiencia en estas materias.
Un estilo sobrio, poco mediático, encaja con una diplomacia de gestos más que de declaraciones. No será un Papa de titulares, pero sí de encuentros, de hecho, varios analistas ya creen que podría fortalecer la presencia vaticana en foros climáticos y humanitarios o mediar discreta o abiertamente en algunos conflictos.
Para Márquez, en materia de política internacional, hay matices direccionados justamente a que el mismo Papa León XIV ha sido crítico en sus opiniones y que si bien podría ser una continuidad de Francisco, lo haría con una postura incluso más activa con un rol mediador.
Ante la consulta si el nuevo Papa se distanciaría en este sentido de su antecesor respecto a tener un rol mas de acción y menos de discursos, para Albornoz un análisis así es sesgado porque el Vaticano y en particular el Papa Francisco cumplen un rol mediador sin Prensa, algo que Francisco hizo y que probablemente Leon XIV también.
El mundo enfrenta hoy una multipolaridad desordenada: guerra en Ucrania, reconfiguración del poder en Medio Oriente, emergencia de potencias como India y China, y un colapso climático que ya golpea especialmente a los más pobres.
León XIV podría adoptar el rol de autoridad moral neutral para el diálogo entre civilizaciones, retomando el estilo diplomático silencioso pero efectivo del Vaticano.
Para Márquez, la postura del nuevo Papa, ha sido clara. Si bien es el primer pontífice norteamericano, no necesariamente esto significa una cercanía con las actuales autoridades de ese país.
Si bien León XIV representa un giro hacia el continente americano, se corre el riesgo de relegar las prioridades de África y Asia, donde el catolicismo está creciendo con fuerza.
Su gran desafío será mantener la universalidad real de la Iglesia Católica Romana, sin quedar atrapado en lógicas regionalistas o identitarias que pudo ser justamente el plus de su elección y porqué los purpurados no se inclinaron por una figura mas tradicional y conservadora como un italiano.
El analista de la Universidad Católica del Maule concuerda en que el rol universal de la Iglesia Católica Romana va a primar en los diálogos de la mano del papa León catorce
León XIV no será recordado por grandes discursos ni revoluciones doctrinales. Su estilo sobrio, contemplativo y pastoral apunta a una Iglesia que debiera escuchar mas que ser escuchada, acompañar más que acompañarse.