Un 4 de febrero de 2007, la promesa del fútbol chileno, Sergio Ibarra Alcaíno, perdió la vida en un trágico accidente en Iloca, a la temprana edad de 17 años. El joven futbolista, quien pertenecía a las filas de Universidad Católica y era considerado una de las grandes promesas del fútbol nacional, fue atropellado por una camioneta conducida por un hombre en estado de ebriedad.
El fatal siniestro ocurrió en las cercanías de la antigua pista de aterrizaje del balneario curicano. Sergio caminaba por la Avenida Agustín Besoaín cuando fue impactado por la camioneta conducida por Cristián Andrés Muñoz Cordero, de 22 años en ese entonces.
La muerte de Sergio causó gran conmoción en el mundo del fútbol y en la ciudad de Curicó, especialmente en la Población Curicó, donde vivía su madre. El día de su funeral, una multitud se congregó para despedir al joven futbolista. Entre los presentes se encontraban todos los integrantes de la selección Sub 17, liderada en ese entonces por el preparador de arqueros Daniel Morón, lo que demuestra el impacto que tuvo su fallecimiento en toda una generación de jóvenes futbolistas.
Cada año, la madre de Sergio viaja al lugar del accidente para rendirle homenaje en una animita ubicada en las cercanías.
Sergio Ibarra Alcaíno fue sepultado en Curicó, acompañado por el plantel de la selección Sub 17 que posteriormente participaría en el Campeonato Sudamericano de la categoría realizado en Ecuador. "Es una pena enorme, un chico joven y con muchas proyecciones....", declaró en ese entonces Felipe Achondo, Presidente de la Rama Fútbol de la UC. "Un jugador de temple físico y experto en las pelotas detenidas eran algunos rasgos con que destacó en el campo de juego”, agregó.
La trágica muerte de Sergio Ibarra Alcaíno es un recordatorio de las devastadoras consecuencias que puede tener conducir bajo la influencia del alcohol.
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