Faltaban solo diez minutos para las 07:00 de la mañana cuando Samuel Lizama, tradicional vendedor de diarios y propietario de un quiosco con más de tres décadas de presencia en la intersección de la avenida Bernardo O’Higgins con Manuel Montt de Curicó, fue víctima de un violento asalto.

A sus 80 años, Samuel llegaba como cada mañana con su mochila cargada de diarios y pertenencias para iniciar su labor, cuando fue abordado por un joven, descrito como chileno y delgado.

El individuo primero solicitó un cigarro, pero ante la respuesta negativa del comerciante, actuó con rapidez: avanzó directamente hacia la mochila que Samuel mantenía colgada en un gancho, se la arrebató con fuerza y escapó velozmente del lugar a bordo de una bicicleta. El afectado, presa de la desesperación, intentó perseguir al ladrón, cayendo al suelo debido a su edad. Un transeúnte también reaccionó, pero no lograron alcanzar al delincuente.

Como consecuencia directa del robo, el vendedor perdió parte de la mercadería destinada para la venta del día, viéndose obligado a realizar nuevas compras de diarios para poder cumplir con sus clientes habituales.

Tras el asalto, Samuel Lizama no solo lamentó la pérdida, sino que también alzó la voz para criticar la precaria situación de seguridad en el sector. Este punto, ubicado a escasos metros del terminal de buses, se encuentra deteriorado, a su juicio, por la actividad nocturna ligada al comercio sexual.

El comerciante advirtió la ausencia de vigilancia constante y la falta de rondas preventivas por parte de Carabineros y Seguridad Pública del municipio, a pesar de existir una cámara de televigilancia instalada justo sobre su quiosco. "Su operatividad aún se desconoce", afirmó el afectado.

Por ello, Samuel realizó un llamado urgente a las autoridades para que se revisen las cámaras de seguridad disponibles en el lugar con el fin de identificar al responsable del robo. "Solo quiero recuperar mis pertenencias y que haya mayor fiscalización en el sector", reiteró.