La última caída de San Jorge: Crónica de un adiós

11 de Septiembre del 2025 · 17:16

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de VLN Radio.

La última caída de San Jorge: Crónica de un adiós
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La semana pasada cayó el último símbolo de lo que fue el corazón del antiguo fundo San Jorge. Pasaron máquinas por la cancha derribando árboles, arcos y galerías de metal. Las últimas casas de material sólido, con baños, chimenea y ventanas de vidrio que en su época fueron símbolo de prosperidad, corrieron la misma suerte.

No fue solo tierra la que removieron; fue memoria e historia. Su ruido apagó el latido de lo que alguna vez fue un pueblito vivo y orgulloso de sí mismo. El último refugio de gente que supo de trabajo digno y de comunidad.

Entre las líneas de cal se jugaron partidos que nadie registró en un libro, pero que aún resuenan en quienes los vivieron. Fue allí donde los vecinos se juntaban a conversar, a compartir el pan, las alegrías y las penas. Donde el sonido de un silbato podía detener la tarde en cualquier estación del año, donde la risa de los niños competía con el canto de los pájaros y donde se forjaban amistades para toda la vida.

San Jorge tuvo trabajo, educación, correo, comercio, transporte, voces y mucha vida en sus calles. Era un Chile distinto, más sencillo, pero lleno de humanidad. Aunque los tiempos cambian, duele ver cómo el lugar donde aprendimos a vivir se convierte en polvo y soledad.

Hoy, solo queda la Escuela Italia en pie, testigo silencioso de tantas generaciones que aprendieron a leer y escribir entre sus paredes. No queda sino la memoria. La cancha ya no está, pero sigue viva en quienes alguna vez corrieron sobre su césped, en quienes se ensuciaron jugando con sus amigos y vecinos, en quienes escucharon el eco de los gritos de gol.
San Jorge muere en su geografía, desaparece, ni siquiera será un pueblo fantasma. Sin embargo, no lo olvida el corazón de quienes lo conocieron. Tal vez allí radique su verdadera victoria: en seguir vivo en la memoria, recordándonos quiénes fuimos y de dónde venimos.

San Jorge, gracias por todo lo que nos diste. A quienes ya partieron, que su alma siga encontrando descanso en esas tierras donde fueron felices y que su cariño mantenga vivo el espíritu de este lugar. A quienes debieron irse a otros lugares, sepan que siguen siendo parte de esta historia de la cual hoy no quedará vestigio alguno más que el recuerdo y la nostalgia.

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