Milei: ¿Gradualismo o Shock?
26 de Noviembre del 2023 · 08:30El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de VLN Radio.

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Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
Antes que todo, desde esta humilde tribuna me gustaría saludar al primer Presidente libertario de la historia moderna: Javier Milei. Su victoria genera interés en Chile y el mundo, provocando una reflexión sobre el camino a recorrer hacia la libertad y la prosperidad.
Su tarea no es menor, él lo sabe. Ha declarado que cumplirá con su programa a rajatabla, sin medias tintas, sin gradualismo. No sólo habrá obstáculos externos como las ya avizoradas manifestaciones sociales a la argentina, que son muy duras, sino que también una razonable resistencia en la coalición gobernante.
Y aquí llegamos al problema de fondo, porque en las derechas siempre se ha valorado el principio conservador, aquel según el cual los cambios deben hacerse de manera progresiva, paulatina. Algunos incluso llegan a caer en lo reaccionario, es decir, oponerse a cualquier cambio por temor a que la “pendiente resbaladiza” nos lleve a resultados que nadie quiso ni previó. Pero hay también un reverso de esta última postura, el abolicionismo.
Este término, por supuesto, lo relacionamos con la encarnada lucha que se dio en Estados Unidos para terminar con la esclavitud de los negros. Sin embargo, había otros que también se oponían a la esclavitud, sólo que consideraban que lo más prudente era ir erradicándola en forma pausada a lo largo de varios años, como Jefferson. Así quedaron fijadas para siempre las corrientes de acción en el mundo liberal-libertario: los abolicionistas vs los gradualistas.
Es difícil optar por una u otra opción. El sentido común dice que lo más apropiado es avanzar de a poco, de manera zigzagueante, incluso retrocediendo a veces (dos pasos adelante, uno hacia atrás). El avance de la civilización ha sido así, lento y para nada seguro, con retrocesos bestiales. Les pasa a los individuos, a las organizaciones y a las naciones. Pero hay experiencias abolicionistas que han salido bastante bien, como el caso de las políticas económicas implementadas en nuestra dictadura (o gobierno militar, para los más quisquillosos). Y también hay experiencias gradualistas que no resultaron bien, como el gobierno de Macri.
Es probable que no haya una respuesta general aplicable a todo tiempo y lugar, sino que deba optarse por alguno de estos caminos de manera contextual, atendiendo a las circunstancias específicas del país de que se trata y del momento que atraviesa.
Con todo, es posible pensar en una posición intermedia entre el gradualismo y el abolicionismo: cambios radicales pero de unas pocas cuestiones, los cuales poco a poco produzcan efectos generalizados. Por ejemplo, Milei proponía dolarizar la economía argentina, lo cual se ha visto que tiene efectos virtuosos en el mediano y largo plazo pero con efectos bastante duros en el corto plazo (es usual citar el caso de Ecuador).
Ahora al parecer desistió de esa radical medida y en su lugar, va a simplemente permitir una competencia de divisas. Esto, se proyecta, tendrá el efecto de que los actores económicos irán adoptando de manera orgánica una o unas pocas monedas que les permitan escapar al infierno inflacionario en que están. Por supuesto, esto tomaría un poco más de tiempo que dolarizar de manera deliberada y planificada pero te permite eludir el impacto y sus consecuencias sociales por el cambio orgánica de la institucionalidad.
Puede que este sea el camino para escapar a la disyuntiva entre gradualismo y shock. Esperemos que Milei y su equipo tengan la habilidad necesaria para saber leer el escenario y la fortaleza para actuar en consecuencia, el resto vendrá por añadidura.
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