Un ambiente de descontrol marcó el partido de vuelta entre Independiente y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana. El encuentro fue interrumpido a los 48 minutos y posteriormente cancelado por la Conmebol, en medio de graves incidentes protagonizados por ambas hinchadas en Avellaneda.

En el estadio Libertadores de América, las autoridades dispusieron el desalojo de los hinchas azules, luego de que encendieran butacas y arrojaran proyectiles contra la parcialidad local.

Cuando aún permanecía un grupo reducido de seguidores de La U en la tribuna, barristas del equipo argentino irrumpieron en el sector para agredir violentamente a los visitantes.

En lugar de esperar la intervención de la seguridad, decidieron actuar por su cuenta, lo que desató un clima de extrema tensión en la parte alta del recinto.

Los fanáticos chilenos fueron rodeados, golpeados y hasta despojados de sus pertenencias. Algunos, en un intento desesperado por huir, escalaron las barreras de contención y se lanzaron desde gran altura.

Imágenes difundidas muestran cómo los hinchas argentinos atacaron con brutalidad a los seguidores chilenos, sin darles tregua.