Domingo, 10 de Septiembre del 2023 · Publicado a las 07:50

José María Sepúlveda Galindo: el general constitucionalista e hijo ilustre que el golpe nos hizo olvidar

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de VLN Radio.

José María Sepúlveda Galindo: el general constitucionalista e hijo ilustre que el golpe nos hizo olvidar
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“Curicó es y siempre será el lugar de mis afectos”, es una parte decidora y muy significativa del discurso que el 10 de octubre de 1971, pronunciaba en el salón alcaldicio municipal el director general de Carabineros, José María Sepúlveda Galindo.

De manos del jefe comunal, Emiliano Rojas, la autoridad policial recibía además un galvano acompañado de un pergamino que establecía el decreto alcaldicio N°459, del 9 de octubre de 1971, fecha enmarcada en la celebración de los 228 años de la ciudad.

Junto a él estaba su esposa, Julia Ross y su hijo, el teniente José Sepúlveda Ross, acompañado también por su señora, Lucía Lema Della Torre. También estuvo presente el intendente, Leoncio Saavedra (hoy concejal), además del prefecto de Carabineros, coronel Simón Hirsch Mathieu, quien posteriormente sería alcalde designado por la Junta Militar hasta 1982.

¿Quién iba a pensar que aquel recién distinguido general, sería protagonista in situ de uno de los hechos marcados en la historia de Chile? El 11 septiembre de 1973, se ubicaba al interior del Palacio de La Moneda, lugar que con su impactante bombardeo graficó el definitivo quiebre de la democracia en nuestro país, desembocando en la muerte del Presidente, Salvador Allende. Este, hasta los últimos minutos, contó con la compañía del general Sepúlveda, quien en un esfuerzo admirable intentó realzar el respeto constitucionalista que merece una institución perteneciente al Estado.

Con antepasados españoles, Sepúlveda, nació en Curicó el 25 de agosto de 1917, siendo el segundo de cuatro hermanos. Cursó sus estudios en la Escuela de Aplicación, para posteriormente continuar en el Liceo de Hombres, -desde 1960 denominado Liceo Luis Cruz Martínez-, hasta su 6º año de Humanidades.

Amante del dibujo, lo que le valió varios premios de la colonia en relación al Día de la Raza, también fue colaborador de la conocida revista “El Peneca”. Asimismo, destacó en fútbol y básquetbol defendiendo los colores del Club Alianza.

Destacado masón, su amor con la naciente institución de Carabineros (1927) llegaría por recomendación de un amigo aspirante a oficial. Tras realizar el servicio militar, se embarcó en esta aventura que lo llevaría a lo más alto del mando institucional el 3 de noviembre de 1970, luego de 32 años de servicio, en una ceremonia realizada en la Escuela de Carabineros y siendo investido por el presidente recién asumido, Salvador Allende y el ministro del Interior, José Tohá.

Ya siendo director general, Curicó decide distinguirlo como Hijo Ilustre. Sin embargo, tras el golpe de Estado ocurrido en 1973, su figura quedó relegada y apartada tras la sublevación del alto mando, que decide forzosa e injustificadamente destituirlo, apresarlo y castigarlo, con el fin instalar en la Junta Militar a César Mendoza Durán, quien cumplía con el perfil golpista.

Más allá de catalogar a Sepúlveda, con una tendencia política, lo que sería injusto a su figura, es necesario resaltar su “trayectoria constitucionalista y por su respeto irrestricto a la soberanía popular”. De hecho, esta frase fue acuñada en una presentación por parte del Congreso Nacional, para colocar su nombre en la “Academia de Ciencias Policiales” de la institución.

Estos mismos réditos, le valieron ser nombrado como ministro de Tierras y Colonización en el cambio de gabinete de Allende, fechado en agosto de 1973.

Más allá de lo anterior y con motivo de los 50 años del Golpe, en Curicó no existe ninguna institución o calle que lleve su nombre. Tan sólo en la Biblioteca “Tomás Guevara Silva” de la ciudad, existe una galería de Hijos Ilustres donde cuelga el retrato del general José María Sepúlveda Galindo, un general que quiso respetar, por sobre todas las cosas, la Constitución vigente en 1973.

Dentro de las distinciones a nivel internacional, entre otras, se pueden destacar condecoraciones en Alemania, Holanda, Inglaterra, Francia y Perú. En Gran Bretaña, fue adjudicada de manos de la Reina Isabel II, mientras que de parte de los franceses la recibió del presidente, Charles de Gaulle.

Tras su salida del alto mando institucional, Sepúlveda, se radica definitivamente en Santiago, falleciendo en 1988 a los 71 años de edad. A medio siglo del quiebre a la democracia, se hace necesario revindicar honrosamente su nombre por su firme actitud ante la traición, además de lograr mantener los valores y principios doctrinarios de la institución de Carabineros.

Asimismo, su legado quedará marcado como un oficial que respetó a una autoridad como el Presidente de la República, manifestándole la emotiva frase: “Yo no lo abandono, Presidente. Yo seguiré a su lado y lo mismo hará mi ayudante”. Este gesto fue agradecido por Salvador Allende, pero la insistencia por parte del mandatario para que se retirara del Palacio de La Moneda pudo más, quedando como parte de un invalorable testimonio de lo que estaba sucediendo y de la oscuridad que se veía venir.

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