Una sana envidia
03 de Septiembre del 2023 · 08:00El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de VLN Radio.
:format(webp)/wp-content/uploads/2023/09/1d72002615a6e1914d45c1078044d3bc_1693696368.png)
Periodista de VLN Radio
El pasado lunes, autoridades y medios de comunicación se dieron cita en la explanada del Estadio La Granja, para dar la bienvenida a la imponente comitiva que, desde la comuna de La Florida, en la Región Metropolitana, arribó a Curicó para ayudar a los damnificados y aislados por el sistema frontal que azotó la zona centro sur del país durante cuatro días.
“No hay nada que agradecer”, señaló en el punto de prensa el alcalde Rodolfo Carter, para dar inicio a las acciones que llevaron a cabo durante tres días alrededor de 70 funcionarios provenientes del sector suroriente del Gran Santiago, operaciones que tuvieron un costo superior a los 50 millones de pesos.
A saber, todos los años la Municipalidad de La Florida destina más de 3 mil millones de pesos sólo para enfrentar emergencias, una cifra que se justifica en las profundas heridas que causó el grave aluvión que se produjo en el año 1993. Han pasado 30 años desde aquella tragedia, sin embargo, los recuerdos siguen latentes en la retina de los floridanos.
A la capital provincial, trajeron retroexcavadoras, minicargadores, camiones ampliroll, camiones tolvas, torres de iluminación, ambulancia de alta complejidad, clínica veterinaria y más de una decena de camionetas 4X4, además de un equipo de gestión municipal de la Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO), los cuales fueron puestos a disposición de los vecinos afectados por la tragedia climática, en una muestra solidaria que, entre otras sensaciones, despierta una sana envidia y nos aterriza de golpe por la precariedad de nuestra realidad.
Si bien Curicó ha realizado gestos similares en comunas que se han visto afectadas por diversas tragedias, como por ejemplo los incendios forestales ocurridos en Valparaíso, Licantén y Quillón (región del Ñúble), con campañas solidarias donde también han intervenido los equipos municipales de Salud, Dideco y profesionales veterinarios, el despliegue realizado por La Florida llamó la atención por la parafernálica puesta en escena, lo que dio cuenta de la robusta infraestructura que posee la comuna capitalina.
Uno puede atribuir a que La Florida posee mayor cantidad de recursos, con una población que dobla a la de Curicó (366.916 habitantes según el Censo de 2017). Lo cierto es que comparativamente nuestra ciudad tiene que asumir que existe una carencia en cuanto a su infraestructura rodante de asistencia, frente a las emergencias, ya sean incendios forestales, climáticas y sismológicas.
Si esto lo ampliamos a nivel provincial, los departamentos de emergencia y protección civil, que tienen por misión implementar planes de prevención de riesgo y desastres, en muchos casos se componen de sólo un encargado, y no más de dos o tres funcionarios. Ellos, claramente no dan abasto para estar 24/7 cubriendo las situaciones que puedan surgir, debido a que también cumplen otras funciones.
Además, muchos municipios ni siquiera cuentan con una logística o un plan de acción ante emergencias, con una falta absoluta de recursos en infraestructura, maquinaria pesada y herramientas de trabajo, para ir en ayuda de los diversos sectores afectados, mayormente rurales.
Consultado sobre esta materia, el delegado presidencial José Patricio Correa afirmó que “no se le toma el peso a esta situación”, agregando que “siempre se espera que la ayuda venga de parte del Estado, pero lo cierto es que ninguna administración central, podrá dar alcance a todos los requerimientos. Sobre todo, en una tragedia como la que acabamos de vivir (refiriéndose a las inundaciones)”.
En el caso de Curicó, el departamento de emergencias, que depende de la administración municipal, cuenta con 25 funcionarios en terreno. Su infraestructura se compone de tres camionetas 4x4 y 12 sin doble tracción, tres retroexcavadoras, un camión tolva y dos aljibes, los cuales deben atender a un universo que supera los 150 mil habitantes los siete días de la semana.
Lo anterior se hace demasiado precario, sumado a la falta de presupuesto en torno a las reparaciones de maquinarias y técnicos que realicen mantenciones. Por ejemplo, sólo en esta emergencia, cuatro camionetas quedaron fuera de servicio por las malas condiciones de los caminos.
En esta dirección, es necesario que dentro de la línea presupuestaria que se tiene que fortalecer al interior de los municipios, es la Secretaría Comunal de Planificación (Secplac), la cual debe incentivar a su equipo de profesionales para perseguir inalcanzablemente todas las formas de financiamiento posible, ya sea las relacionados con el Gobierno Regional del Maule, o la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere).
En reiteradas oportunidades la gobernadora Cristina Bravo ha manifestado su inquietud para que los municipios “presenten los proyectos”, señalando que el “dinero está”, pero no se puede destinar “si no hay un proyecto presentado por los municipios”.
En cuanto a una política local, claramente la discusión presupuestaria debe considerar mayormente el equipamiento para ir en ayuda de las emergencias, presionar las líneas de financiamiento con equipos que vayan tras los recursos en toda y cada una de las áreas.
Las emergencias convocan a una cultura preventiva, más que reactiva, pero estamos lejos de eso, no falta asumir la fragilidad del ser humano ante las embestidas de la naturaleza. Aprendamos de nuestras experiencias, tal como lo hizo La Florida.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de VLN Radio.
Todo sobre Columna de opinión